Chapadmalal y Neblina


Estábamos en la fiesta y surgió la idea de ir al bosque, así que empezamos a preguntar quién quería ir. Un par no se prendieron por miedo y otros por paja. Otros sin embargo se prendieron al toque porque estaban re locos, algunos por eskabio. Preparamos para fumar en el camino, nos abrigamos y salimos. Éramos diez locos en la nada.

Eric había dicho que eran cinco o seis cuadras, pero la posta es que tuvimos que caminar básicamente el doble para llegar al bosque.


Las primeras cuatro cuadras fueron tranquilas, había luz y alguna que otra casa, estábamos todos loquísimos y contentos por el viajecito. Cuando pasamos la quinta cuadra no había casas, no había luz, no había árboles, no había ruido no había un carajo. ¿Ahora sí pregunto, ¿quién quiere ir al bosque amiguitos?). Todo bien, pero se empezaba a poner bizarro. Cada vez que nos alejábamos un poquito del resto nos perdíamos en la neblina, era zarpada. Un par de cuadras antes del bosque pasamos por un lugar que parecía un laberinto de arbustos perfectos. Era como estar en el país de las maravillas pero con la luz cortada.

El cielo también nos comía bastante la cabeza, parecía que se iba a romper. Además habían relámpagos importantes de a ratos. Se “veía” (después de caminar un par de cuadras en la oscuridad nos acostumbramos) todo el campo a oscuras, neblina por donde miraras, las sombras de los árboles del bosque al fondo del camino y en el cielo completamente nublado un agujero lleno de luz. Daba la impresión de que cada vez se iba haciendo más grande y en cualquier momento iba a salir un caballo con un jinete sin cabeza así bien corte Apocalipsis. Eso me estaba enfermando pero al rato me parece que me olvidé.

En una de esas llegamos al bosque y era como una fila de árboles re chubi y atrás todo campo. Nos re cagaron era pura escenografía. Ahí se me ocurrió que capaz el bosque era el que estaba al costado del laberinto.

La cuestión es que estuvimos como diez minutos decidiendo si entrar o no, porque el tema era que si pasábamos los árboles después no íbamos a saber por donde volver. O sea era todo derecho, pero no se veía nada y no teníamos una referencia para saber para que lado agarrar. Al final entramos, estuvimos un rato y un relámpago copado nos obligó a pegar la vuelta. No iba a ser nada divertido caminar por el campo todo embarrado o abajo de la lluvia y exponernos a que nos parta un rayo.



Cuando volvíamos a la casa nos colgamos unos quince minutos mirando como un marco de puerta en el medio del camino y que se yo… era genial. No me arrepiento de haber sentido el miedo que sentí a la ida porque sospecho que era emoción pura. Cuando llegamos a la casa no dábamos más…+

1 comentario:

  1. esto me lo contaste el otro dia, y encima estabas re loca mientras lo hacias jajaja

    ResponderEliminar